LOS CONDUCTORES DE TUZSA.

Bien está que el personal de Tuzsa quiera mejoras salariales. Bien está que quieran mejorar sus condiciones de vida. Pero ya está bien de que suframos siempre los mismos. Yo también quiero mejoras salariales y no por eso paralizo la ciudad.

Siempre he creído en el derecho de huelga. Pero últimamente, estoy ya cansado de tanta huelga. Maquinistas de renfe, conductores de autobús, taxistas, personal de tierra de las compañías aéreas, basureros que permiten que se acumulen toneladas de basura en las calles. Todo tiene un límite.

Ayer, miles de ciudadanos que habían salido a la calle para realizar sus últimas compras antes de Nochebuena tuvieron que esperar más de media hora para pillar algo tan sencillo como un autobús que los devolviera a su casa. El derecho de huelga debería limitarse cuando afecta a los derechos de los demás ciudadanos. Bien está reivindicar, pero no joder al resto de la ciudadanía.

Especialmente cuando la ciudadanía está harta de conductores que no abren las puertas aunque se lo pidas de rodillas, de acelerones, salvajes frenazos y de malas contestaciones. Algunos conductores (que no todos, por suerte), se deben pensar que llevan ganado en el autobús, en lugar de sufridos ciudadanos.